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tortugas

A la hora de la manipulación.

A la hora de la manipulación.

Las tortugas son animales tranquilos y miedosos, por lo que no es difícil ocasionarles situaciones de estrés. Para impedirlo, no les gritaremos, no las zarandearemos y las cogeremos lo imprescindible para comprobar su estado de salud y para trasladarlas. No golpearemos los cristales ni paredes del acuario (esto es aplicable a casi todos los animales). Después de manipularlas, nos lavaremos las manos, puesto que las tortugas son portadoras de enfermedades como la salmonera, que puede ser mortal en niños y ancianos. Procuraremos no ponerlas boca arriba, por que, en esa postura, no pueden respirar. Es de sentido común que no las dejaremos boca arriba y que, si las encontramos en esa posición, les daremos la vuelta enseguida. Las tortugas son animales con un metabolismo tan lento que tardan muchas horas en morir de asfixia, pero, si se quedan boca arriba, lo acaban haciendo. Odian que les tiremos de las patas o la cabeza, por que, aunque solo queramos verlas, su instinto les dice que lo que queremos es hacer una exquisita sopa con ellas. Así pues, las tomaremos siempre del caparazón. Ojo con los machos adultos, que pueden hacernos, con las uñas, heridas que, si no las curamos, pueden infectarse.

Su hogar.

El hogar de las tortugas debe de ser espacioso, con una zona seca y otra en la que se pueda nadar. Necesitaremos una bomba que oxigene y limpie el agua y, en la mayoría de casos, un termostato que la caliente. Necesitaremos también una barra fluorescente que emita rayos UVA. Esto no es para que las tortugas se pongan morenitas, es para que su organismo asimile el calcio y lo incorpore a su esqueleto. El agua tiene que estar a una temperatura de entre 10 y 35 grados, siendo peligroso rebasar esos límites, y siendo recomendable una temperatura de 24 grados. La temperatura del aire dentro del acuario, a ser posible, ha de ser mayor, por encima de los 30, sin pasar de los 38. la zona seca ha de ser lo bastante grande para que quepan todos los habitantes del tortuguero en ella a la vez. No se debe cubrir el suelo de graba, ya que las tortugas, buscando comida, pueden tragársela y que la digestión se les complique un poco. Debe de haber, como poco, suficiente profundidad de agua como larga sea la mayor de las tortugas que habiten ese acuario. El sol les es muy beneficioso, pero es mas recomendable soltarlas un rato en una terraza soleada, donde las podremos verlas en un ambiente mas discernido y disfrutando de las delicias de Apolo, que mover todo el acuario para sacarlo de las penumbras, por que eso hace variar demasiado las temperaturas.

A la hora de la compra!

Cuando vayamos a una tienda de animales a comprar nuestra tortuga, debemos, en primer lugar, observarla. Mirar que en los acuarios no haya animales muertos o moribundos, puesto que eso es indicativo de que alguna enfermedad circula por ellos. Tampoco debe tener el agua tonalidades extrañas, puesto que esto es sinónimo de que ese acuario está en tratamiento, y, posiblemente, los animales de su interior, estén enfermos. Las paredes deben de los acuarios deben de estar limpias. Si todo esta en orden, elija preferiblemente animales jóvenes, con sus colores llamativos, sin heridas ni abcesos y con el caparazón duro. Es preferible elegir una hembra, puesto que estas son menos agresivas. La distinción entre machos y hembras es complicada, y mas aun en ejemplares jóvenes, pero hay un rasgo que los diferencia. Los machos tienen la parte inferior de su caparazón abombada hacia adentro, de manera que encajen con las hembras durante la copula sin peligro de volcar. Las hembras tienen la misma zona llana. Las hembras alcanzan un tamaño mayor y los machos tienen grandes garras, pero esto solo se aprecia cuando son adultas. Desconfía de cualquier síntoma extraño y pide que se te muestre otro ejemplar. Cuando estemos seguros que un ejemplar esta sano, y solo entonces, lo elegiremos.

Tortugas en casa

Las tortugas son animales que merecen una vida digna. De ahí, que uno de los primeros apartados los dedique a mentalizar antes de haceros con un animal así. Lo primero es hacernos a la idea de que, si vemos una tortuga en una charca o río, no debemos cogerla, puesto que cautivarla después de que haya vivido en libertad, puede ser sinónimo de muerte, ya que supondría un shock para ella. Así mismo, por nada en el mundo debemos hacer lo contrario, no las debemos abandonar, ya que podrían desequilibrar el ecosistema, morir de hambre, enfermedad o transmitir virus que aniquilaran la población y el entorno de allá donde las liberemos. La mayoría de tortugas no son autóctonas, y suponen el desequilibrio para un ecosistema, en tal medida que están desapareciendo especies de esta, nuestra tierra a favor de la tortuga de florida, la más común en las tiendas de animales. Una tortuga de florida es la más adecuada para tener en casa por su resistencia y adaptabilidad, pero tenemos que tener en cuenta que vivirán una media de entre 20 y 30 años, pudiendo llegar a vivir más de 70. Llegaran a medir tanto como un pie.
Llegados a la determinación de que queremos tener una tortuga, debemos tener en cuenta muchos factores y condiciones que son fáciles de cumplir y que garantizan la larga vida de la que será nuestra compañera por muchos años.